Según lo que se pudo desprender de la charla se trata de un sistema de diseño basado en parámetros que tienen “poder” sobre una geometría, donde cambiando algunos de éstos (que uno mismo define), se pueden generar diversos resultados partiendo de esta geometría base.
Esto, que puede parecer sencillo conceptualmente, no sería posible sin la asistencia de los ordenadores, ya que éstos automatizan todas las innumerables tareas rutinarias que implica actualizar una geometría compleja. Es decir, se define una “familia” de parámetros y se establece una relación entre ellos. La estructura de diseño está dada por un innovador concepto, cuyo funcionamiento responde al siguiente esquema:
Así, basta mover estos parámetros (los controles de la izquierda) y el resto de la geometría se adapta a esas variaciones, como si fuera un auténtico organismo interrelacionado. En la práctica, este tipo de diseño automatiza ciertos procesos que, bajo las condiciones actuales, nos podrían llevar horas de trabajo actualizar al momento de hacer un cambio. Por ejemplo, en el siguiente gráfico se ejemplifica cómo una forma base se altera mediante la modificación de algunos parámetros.
Algunas Aplicaciones Relevantes
Previsibilidad: Según lo que se pudo apreciar en la charla, se podría conseguir un modelo “inteligente” donde las cosas funcionarían de la misma forma que en la realidad, anticipándose a los problemas que podría generar un diseño futuro (cañerías, ductos, clima exterior, etc)
Diseño Participativo: Se trata de un modo de diseñar que brinda insospechadas posibilidades para la adaptación de una idea de diseño a distintas realidades, incluso contando con la intervención del usuario. El expositor nos habla de lo que Zaha Hadid llama “urbanismo paramétrico” llevando esta idea a la ciudad en su totalidad.
Confección precisa: Mediante un plotter de corte o un taladro se pueden conseguir piezas con gran precisión para cubrir geometrías complejas, cuestión que sería imposible de lograr mediante las técnicas tradicionales.
Cambio de paradigma
El expositor plantea una discusión entre dos escuelas o formas de concebir el diseño: el creacionismo y la evolución.
El creacionismo es la técnica habitual, donde hay un diseñador que decide lo que hay que hacer, que diseña desde su pedestal de creador absoluto. Todo depende del genio del creador, todo el diseño emerge desde ahí.
La evolución en cambio plantea que el acto creativo es un proceso largo de adaptación. La clave de este proceso es precisamente el hecho de que cada componente reacciona de forma natural a los impulsos que el entorno le produce. Un algoritmo trata de replicar la lógica de la realidad, “emular” los mismos procesos que han provocado la evolución de las especies.
Grasshopper+Rihno
A la izquierda se puede apreciar el origen del programa CATIA en la aeronáutica, pero que luego se adaptó a la particular concepción arquitectónica de Frank Ghery, cubriendo geometrías complejas mediante piezas adaptables.
El diseño como un arma adaptable.
Este esfuerzo en la tecnología aplicada al diseño, se ha orientado a la producción en serie de diseños complejos. En otras palabras, que los diseños más complejos se hagan con la simpleza de un juego basado en plasticina.
Esta instalación de alumnos de la PUC, en abril 2009 se basa en el uso del programa denominado “grasshopper” y postula una forma simple que evoluciona (también se le llama diseño evolutivo a esta modalidad) a lo largo de un trayecto, como si se tratara de un pequeño coleóptero.
En el siguiente ejemplo se extrema esta misma idea, ahora aplicada al diseño de una vivienda, la denominada como “jellyfish House” (casa medusa) de Iwamoto Scott Architects:
Este proyecto fue diseñado para la “Isla del Tesoro”, en la Bahía de San Francisco, y se basó como se puede suponer en la fluidez de una medusa. Curiosamente, una imagen a la cual se ha recurrido en numerosas oportunidades en el ámbito de la arquitectura paramétrica, como se puede apreciar en el siguiente ejemplo
En este caso, se trata de un proyecto de la oficina AGi Architects, para una vivienda en Adailiya, Kuwait.
También se puede apreciar como unos prismas originalmente simples, comienzan a reptar mediante una “fuerza” externa que los presiona, conduce. De alguna forma, se podría decir que las fuerzas creativas en conjunto a la máquina de diseño evolucionan la forma en una especie de alianza estratégica.
CONCLUSIONES
En general, el diseño paramétrico es una herramienta poderosa para automatizar ciertos procesos que hoy resultan altamente ineficientes y con gran riesgo de error humano.
Pero al mismo tiempo, como toda herramienta innovadora, presenta serios riesgos en el sentido de que en muchos casos reduce al mínimo la participación del diseñador, deshumanizando muchas veces la respuesta a un problema de diseño.
Además, resulta altamente dudoso que el complejo proceso de adaptación de los organismos vivos sea replicable mediante un simple algoritmo, por completo que éste sea, de tal forma que más allá de lo que se pueda pensar, siempre estará la mano del diseñador, la única diferencia es que ahora se transfiere la responsabilidad de diseño al programador antes que al arquitecto.
Quizás el espejismo de la bondades formales que presenta esta solución, así como un parecido más bien estético con procesos naturales, hace que se nos presente como una solución atractiva y aparentemente fascinante, pero que necesita ser moderada por la simple intuición y sentido común.
Quizás el mejor ejemplo tanto para las bondades como para los defectos de este tipo de arquitectura sea el mismísimo Frank Ghery, que de hacer unos primeros edificios originales e inspirados ha desembocado en una secuencia de proyectos que simplemente sacan provecho estilístico a una fórmula que hace mucho rato que dejó de ser original.
No había leído conclusiones tan concretas y ciertas en mucho tiempo. Gracias.
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